Como ya hemos comentado en artículos anteriores, cuando a un bebé le lloran los ojos la causa más frecuente es una obstrucción lagrimal. Sin embargo, existen otras enfermedades que podrían dar unos síntomas muy parecidos. A continuación nos dedicaremos a dos de esas patologías.

Conjuntivitis (por su gran frecuencia)

La conjuntivitis es una inflamación de la conjuntiva (membrana transparente que cubre la parte anterior del ojo, exceptuando la córnea, y la parte interna de los párpados). Es una enfermedad leve que salvo excepciones no producirá complicaciones que ocasionen pérdida visual.

La principal característica de la conjuntivitis, a diferencia de la obstrucción lagrimal, es el enrojecimiento conjuntival. Esto es debido a que los vasos de la conjuntiva se dilatan y están llenos de sangre, lo que les da el color rojo.

En la conjuntivitis hay secreción (legañas) que puede ser más o menos espesa o acuosa, siendo el lagrimeo frecuente. Las conjuntivitis alérgicas, además, producen picor, por lo que los niños se frotan los ojos.

Las conjuntivitis son frecuentes en los niños pequeños, ya sean por infecciones durante el parto o por resfriados, aunque también pueden aparecer de forma aislada. Las causas más frecuentes en los niños son las infecciones por virus o bacterias y las alergias.

Glaucoma congénito (por su extrema gravedad)

El glaucoma congénito es una enfermedad muy poco frecuente pero muy grave, y siempre hay que tenerla en mente cuando a un bebé le lloran los ojos.

El glaucoma congénito se produce porque los sistemas de salida del líquido del interior del ojo (humor acuoso) están obstruidos y el líquido fabricado se acumula, aumentando la presión intraocular. Debido a que el ojo del niño es más elástico, este aumento de la presión produce un aumento del tamaño del ojo (como si fuese un globo).

Este aumento de tamaño va acompañado de una pérdida de transparencia de la córnea, que se vuelve progresivamente más gris debido a que el humor acuoso a presión penetra en ella. Esta alteración de la córnea ocasiona el lagrimeo y la fotofobia que presentan los niños con glaucoma congénito.

El pediatra, y en casos de duda el oftalmólogo infantil, es quien decidirá si el lagrimeo que presenta el bebé está producido por una obstrucción lagrimal, por una conjuntivitis o excepcionalmente por un glaucoma congénito.