Las personas con Síndrome de Down presentan algunos problemas oftalmológicos con mayor frecuencia que el resto de la población, por lo que resulta especialmente importante diagnosticarlos precozmente y aplicarles el tratamiento adecuado. En los niños con Síndrome de Down se presentan, sobre todo, tres tipos de problemas oculares:

Cataratas

Son opacidades del cristalino. Suelen estar presentes desde el nacimiento o aparecer en los primeros años de vida, no suponiendo, en la mayoría de las ocasiones, ningún problema importante para la visión, aunque en algunos casos sí se requiera intervención quirúrgica. En ese caso, la única diferencia cuando se interviene la catarata en una persona con Síndrome de Down es la anestesia, que suele ser general en vez de tópica o local.

Existen diferentes tipos de catarata en función de la edad del niño con Síndrome de Down:

  • En los recién nacidos suelen ser cataratas totales, que comprometen seriamente la visión y requieren una solución quirúrgica a corto plazo.
  • Durante la infancia se pueden apreciar cataratas corticales o polares anteriores o posteriores. El compromiso visual puede ser lo suficientemente discreto como para no conllevar la necesidad de una cirugía.

Movimientos oculares

  • Estrabismo: es aquella condición en la que los ejes visuales de ambos ojos no se cruzan sobre el objeto que se mira. En el síndrome de Down se dan principalmente desviaciones de los ojos en el eje horizontal, tanto “hacia dentro» como «hacia fuera”. En ocasiones, pueden requerir una intervención quirúrgica, pero sobretodo se debe evitar que el estrabismo suponga la aparición de un ojo vago, ya que no tendría solución en la edad adulta.

Niño con Síndrome de Down con Estrabismo

  • Nistagmus: es una oscilación involuntaria y repetitiva de los ojos.

Tanto los estrabismos como los nistagmus son capaces de condicionar posiciones anómalas de la cabeza o tortícolis, que pueden llegar a solucionarse con el tratamiento de su causa.

Defectos refractivos

Los defectos refractivos son también frecuentes, destacando la hipermetropía, aunque la miopía es también considerablemente más frecuente que en el resto de la población infantil. Así, y tras un estudio de 700 pacientes, un 36% de niños con Síndrome de Down eran hipermétropes, y un 18% miopes.

En la mayoría de los casos el tratamiento consiste en la corrección óptica del defecto refractivo con gafas. Aunque, puntualmente, puede recurrirse a la adaptación de lentes de contacto o incluso a la cirugía refractiva, cuando no es posible ninguna de las opciones anteriores.

Otras enfermedades oculares

Aunque aparecen con menos frecuencia son: las obstrucciones lagrimales, las blefaritis o inflamaciones de los párpados y las alteraciones del iris.

Debemos conocer las peculiaridades de estas patologías oftalmológicas en las personas con Síndrome de Down, para así poder reconocerlas precozmente y aplicar el tratamiento más eficaz. En estos pacientes resulta especialmente interesante mantener el mayor y mejor grado de conexión con el exterior.

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